"SEMANA 14" MANERAS DE MANIFESTAR NUESTRAS EMOCIONES
EXPRESIÓN DE SENTIMIENTOS Y EMOCIONES
Expresar siempre nuestras emociones ayuda a liberar tensiones, permiten relacionarnos con los demás y facilita la comunicación
Decir lo que sentimos es muy importante por diversas razones: puede quitarte un peso de encima, mejorar una relación y ayudarte en ciertas ocasiones; pero, muchas veces no es posible expresar nuestras emociones de la forma adecuada.
En el siguiente artículo te damos algunos consejos para que puedas conseguirlo.
Cómo podemos expresar nuestras emociones
Las emociones pueden estar relacionadas con la alegría, el enfado, la tristeza, el miedo o con la sorpresa. Es bueno expresarlas porque liberan tensiones, permiten relacionarnos con los demás y facilitan la comunicación.
Pero, poder decir aquello que sentimos no es tarea sencilla. Requiere de cierta práctica y algo de dedicación.
1. Enfrenta la realidad
No te engañes y deja de lado las excusas. Aunque sea muy difícil expresar nuestras emociones, debemos hacerlo como adultos. Porque si las escondemos nos seguirán toda la vida; estarán al acecho esperando para salir en la ocasión menos adecuada.
Aunque se trate de algo complicado debes hacer lo posible para exteriorizar tus miedos, tus angustias, tus frustraciones, incluso tu amor, tu perdón y tu agradecimiento. Será vergonzoso e intimidante, pero al terminar de hablar te sentirás relajado y en paz contigo mismo.
2. Evita las palabras negativas
Aunque tengamos algo “malo” para decir, siempre podemos usar palabras bonitas, tiernas o suaves. Solemos cometer el error de emplear expresiones negativas.
Echarle la culpa a los demás, descalificar al otro, distorsionar la realidad o sentirse una víctima de la situación nos puede perjudicar más que beneficiar.
Presta mucha atención a la manera en que expresas tus emociones para evitar conflictos.
3. Ordena las ideas
Cuando queremos o necesitamos expresar nuestras emociones muchas veces nos es difícil seguir un plan. Hablamos “a borbotones” y quien está en frente suele decirnos que nos detengamos un poco, tomemos aire y empecemos de nuevo.
Si tienes dificultades para decir lo que sientes una buena idea es anotar lo más importante en un papel. De esta manera podrás seguir un orden, y cuando te “vayas por las ramas” podrás regresar al punto de partida o donde te hayas quedado.
4. Emite el mensaje en primera persona
Cuando incluyes a alguien más en el mensaje estás dando por sentado que conoces lo que siente u opina. Muchas veces este hábito puede ser contraproducente o convertirse en un problema.
Por ello, es mejor hablar desde tu propia y única perspectiva, que en definitiva es la que deberías conocer más a fondo.
5.Usa medios escritos
¿Te resulta muy difícil expresarte cara a cara? Aunque no es la mejor idea a veces podemos resguardarnos en un mensaje de texto, en una carta, en un correo electrónico o incluso en un audio.
Lo bueno de estos medios es que podemos revisar su contenido antes de enviarlo y corregir aquello que no consideres adecuado. Pero, por otro lado puede ser sinónimo de poco interés o de falta de valentía de tu parte.
Ten cuidado a su vez porque los mensajes por medios escritos pueden malinterpretarse al no contar con las inflexiones de voz, los gestos corporales ni la opción de preguntar en el momento cuando algo no se entiende. No obstante, para empezar puede ser de gran ayuda.
6.Presta atención a la comunicación no verbal
Cuando hablamos con alguien comunicamos muchas cosas (consciente e inconscientemente) con el cuerpo y el rostro. Sin quererlo movemos las manos, nos tocamos la nariz, desviamos la mirada, y todo eso puede ayudarte o no cuando estás frente a una persona.
Para expresar nuestras emociones podemos aprovecharnos de ese lenguaje no verbal. ¿Cómo? Usándolos a nuestro favor a través de una postura y una voz segura o unos gestos más tranquilos. Incluso, aunque te estés muriendo de los nervios puedes demostrar otra cosa con prestar atención a tus movimientos corporales.
7. Espera el momento adecuado
Es fundamental ser muy cuidadosos en cuanto a la elección del momento y el lugar correctos para expresar nuestras emociones. Deja de lado la impulsividad que muchas veces nos trae varios dolores de cabeza.
En cambio, analiza qué situación concreta es propicia para hablar y sobre todo para conseguir el efecto deseado. No sólo para la otra persona sino también para ti. Lo mejor es estar con la mente fría y serena, relajado y confiado. Espera hasta que eso suceda y luego si puedes comienza la conversación.
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